sábado, 20 de febrero de 2016

A pedido del público


---Entrada del cuaderno-etapa verde, 2014



A pedido del público, el primer capítulo de una novela.


Lápiz en mano derecha, cuaderno en mano izquierda. Miro mi futuro, desafiante. Acá va la escritora que va a mover el corazón de un país, millones van a aclamar su nombre, su lápiz temido y envidiado, pasión de multitudes, comunica su mirada única. La punta apoyada en la hoja; el mundo, expectante, contiene la respiración. Ahora, hoy, se hace historia. La presión es insostenible.

Caigo de cabeza en tierra. El lápiz me deja marcas en los dedos y ni escribí. Tengo lápiz, tengo papel y expectativas. Lo que no tengo es idea. ¿Qué escribo? ¿Quién es mi personaje, cuáles son sus cuitas, las que estaban destinadas a mover el corazón de un país? Miro la pared, miro la hoja. Miro el lápiz, miro la pared. No se me cae una idea. Y el mundo sigue expectante, se va poniendo azul de contener la respiración. A este paso, para cuando termine el primer capítulo, ya no va a haber mundo para conmover.

Me levanto. Arrugo la hoja ingrata que no se dignó a inspirarme y revoleo el temido y envidiado lápiz, pasión de multitudes. Vamos a dar una vuelta. Eso, los escritores siempre encontraron consuelo en sus caminatas. Puede ser como... Busco la palabra que describiría mi caminata épica hacia la inspiración. Resignada? Jamás. Rendirse jamás. Me dispongo a una caminata... melancólica, a refugiarme de la incomprensión. Un escritor jamás se rendiría ante algo tan mundano como una hoja poco cooperativa.

Un trueno aspaventoso me despierta de tan satisfactorias cavilaciones. Caen granaderos de costado. Adiós caminata filosófica.  Voy a sentarme de vuelta, a atrincherarme en mi escritorio tostada en mano. Quizás no tan desafiante, mas bien humildona. Agarro la hoja, la desarrugo respetuosamente.

---Con su permiso señora. Discúlpeme si soy inoportuna...---

La hoja, silencio de radio. "El que calla, otorga", pienso. Tomo aire y sigo:

---¿No le molestaría si escribo un rato? Ni le va a doler... No creo que lo sienta... Pero necesitaría de usted una ayudita, si no es mucho pedir...---

Ni mú. Se hace la difícil. Es sorda a mi pedido. El lápiz, que ya junté, ni rasca la superficie. Me equivoco, el muy incooperativo dibuja garabatos en los márgenes. ¡Insensible! Lo fulmino con la mirada. Así no voy a escribir nunca. El país seguirá con el corazón en el mismo lugar, y el mundo no tendrá más remedio que seguir recorriendo la gama de los azules, esperando el momento que quiera ser historia.

1 comentario:

  1. Animo! A seguir escribiendo... o mirando el papel en blanco. Me encantan tus entradas.

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